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Razón o Emoción ¿Qué es mejor?




Cuando nuestro lado racional se desconecta, anatómicamente la emoción dirige nuestro comportamiento. La razón, casi ni se presenta, ya que uno de sus inconvenientes, es que necesita tiempo para pensar en las circunstancias extremas que podrían suceder por la toma de alguna decisión.


Normalmente, solemos creer que las mejores decisiones se toman desde la razón. Sin embargo, tomar decisiones dejando de lado nuestras emociones no siempre es posible y muchas veces no es lo recomendable. Pero no nos confundamos, porque tomar decisiones desde las emociones, olvidándonos de la razón, tampoco es recomendable que dé buenos resultados. Así que para tomar decisiones lo mejor es tomar en cuenta la razón y la emoción.


Encontrar un equilibrio eficaz entre lo racional y lo emocional es clave para aumentar el éxito en nuestra toma de decisiones. Así como también, este equilibrio nos permitirá identificar errores con anticipación ante cada situación.

Por tanto, quizás la primera decisión inteligente que podemos tomar es dejar de enfrentar nuestro lado razonable con nuestro lado emocional, ya que, si lo pensamos bien, muchas veces suelen coincidir en las elecciones de decisiones. ¡No lo veamos como rivales!


Todos siempre pensamos en querer tomar las decisiones correctas, las más acertadas. Pero ¿qué es una decisión correcta? ¿Se te hace difícil de responder? Pues se podría decir que la decisión acertada es la que más beneficio nos aporta. Pero esto no siempre es del todo claro, ya que, si esto fuera cierto, todos escogerían la decisión que más le beneficia sin importar las consecuencias de los demás, es decir nos convertimos en individualistas.


Por ejemplo, cuando una persona se enamora, sus emociones salen a flote y tienden a estar presente en casi todas nuestras decisiones. No te ha pasado que, durante esta etapa, ¿ignoramos el mundo exterior? No escuchamos, ni vemos más allá de nuestro amor. Pero dejando de lado el enamoramiento, las emociones siguen teniendo influencia en nuestras decisiones ¡Siempre! Aunque no siempre te des cuenta.


¿Qué pensaríamos de una persona que toma decisiones puramente racionales? Sabiendo que a una persona solo le importan los beneficios, ¿no confiarías en ella verdad? pues, claro no sería una persona en la que pudiéramos confiar. Sin embargo, y aquí viene lo contradictorio, muchas veces esperamos que las personas sean racionales para fiarnos de ellas. ¿O no?


Lo cierto es que la empatía y el poder percibir las emociones de las personas, nos ayuda a poder confiar en otras más que en su racionalidad. Porque es así, porque somos seres humanos y ser sentimentales es parte de nuestra naturaleza, confiaremos más en quienes son capaces de sonreírnos o emocionarse frente a nuestro dolor o alegría.


Esto es más fácil de ver en los adolescentes. A esa edad, solemos tomar decisiones que implican grandes riesgos. Por eso se suele considerar que la adolescencia es una etapa muy difícil donde los adolescentes no hacen caso de los padres, ya que, al no haber madurado, el control de las emociones es menos eficiente y, por tanto, la influencia en la toma de decisiones se ve influida por las emociones.

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